Fármacos biológicos: esperanzas e incertidumbres
Por Julio SA?ncehz Fierro, Vicepresidente de la AsociaciA?n EspaA�ola de Derecho Sanitario
Los medicamentos biolA?gicos han sido calificados, con razA?n, como punta de lanza de la innovaciA?n sanitaria. Estos fA?rmacos, por su eficacia terapA�utica, encierran una transformaciA?n profunda de la Sanidad, que hasta ahora hemos conocido. Gracias a ellos los mA�dicos disponen de nuevas y potentes herramientas para hacer frente con A�xito a enfermedades, que hasta hace poco eran graves o mortales. Por su parte, los pacientes ven en ellos una esperanza fundada para recuperar su salud y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, este prometedor horizonte se estA? viendo enturbiado por la aprobaciA?n de medidas administrativas, que recortan la facultad de prescripciA?n de los mA�dicos y el acceso de los pacientes a estos fA?rmacos.
Tales medidas, que estA?n fundadas en razones econA?micas, son distintas en cada Comunidad AutA?noma. El resultado de esta polA�tica no es otro que un inaceptable trato desigual para los pacientes. Estos a�?recortes a la cartaa�? han merecido el rechazo de las Organizaciones de Pacientes y las Sociedades CientA�ficas Medicas. Por ello, en el marco de unos encuentros celebrados en la Universidad Internacional MenA�ndez Pelayo, pactaron una amplia DeclaraciA?n conjunta dirigida a las autoridades y al conjunto de la sociedad.
Esta DeclaraciA?n, suscrita en Abril del aA�o pasado, refleja una serie de reivindicaciones con las que se pretende revertir esta situaciA?n, recomponiendo la llamada a�?alianza terapA�uticaa�?; esto es, la relaciA?n entre mA�dicos y pacientes basada en el juicio clA�nico y la profesionalidad del mA�dico, en la informaciA?n mutua y en la confianza del paciente.
Pues bien, esta alianza terapA�utica se ha visto erosionada, con una intensidad mayor o menor, segA?n las Comunidades AutA?nomas, en funciA?n de decisionesA�A� mA?s orientadas a la eficiencia econA?mica que a mejorar los resultados en salud. Esto se ha expresado en forma de Circulares, GuA�as y Protocolos autonA?micos que dan prioridad a las restricciones en la prescripciA?n, dado que sus autores probablemente piensan que los medicamentos biolA?gicos, por su elevado precio, mA?s que una buena nueva, son un nuevo y serio problema para la sostenibilidad econA?mica del Sistema Nacional de Salud.
Es cierto que los precios de los medicamentos biolA?gicos pueden ser elevados, pero tambiA�n lo es que estos tratamientos reducen costes para el sistema sanitario, ya que con ellos disminuyen los ingresos y reingresos hospitalarios y se reducen la duraciA?n de los procesos asistenciales. Entre quienes se muestran poco proclives a la prescripciA?n de biolA?gicos, los hay que optan por a�?imponera�? su sustituciA?n por otros fA?rmacos mA?s baratos. Y lo hacen al margen de la opiniA?n del mA�dico y de cuA?l sea la situaciA?n clA�nica de cada paciente. Pero cuando se margina a ambos, la gestiA?n sanitaria entra en la pendiente de la deshumanizaciA?n y se aleja de postulados A�ticos y de lo establecido por el Convenio Internacional de Derechos Humanos y Biomedicina de 1997, el llamado Convenio de Oviedo, y por la Ley BA?sica de AutonomA�a de Paciente, Ley 41/2002.
Lamentablemente, imponer la sustituciA?n de un medicamento biolA?gico no es el A?nico problema. TambiA�n lo es condicionar la prescripciA?n a que el mA�dico «consensue» la prescripciA?n con el Servicio farmacA�utico del hospital, a pesar que la funciA?n prescriptora este atribuida de modo exclusivo al mA�dico (artA�culo 79 de la Ley de GarantA�as y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios).
De otra parte, es al mA�dico a quien, antes de prescribir, le corresponde valorar las distintas alternativas y decidir cuA?l es la mejor desde el punto de vista terapA�utico y econA?mico. Es esto en lo que consiste la llamada a�?intercambiabilidada�?, concepto que tambiA�n es a�?reinterpretadoa�? por algunos, dejA?ndolo sin contenido. Para evitar problemas serA�a importante que la intercambiabilidad fuese regulada, tal y como prevA� la mencionada Ley de GarantA�as.
A estos efectos podrA�an servir de modelo las reglas que se aprobaron en Francia en 2016 por la Agencia Nacional de Seguridad de los Medicamentos y que, en resumen, son:
- Respetar el derecho del paciente a la informaciA?n y a expresar, si hay cambio de tratamiento, su consentimiento.
- Monitorizar los procesos.
- Garantizar la trazabilidad de los medicamentos, para poder vigilar y controlar posibles reacciones adversas.
AsA� pues, para recomponer la relaciA?n mA�dico/paciente y gestionar bien el manejo de los medicamentos biolA?gicos (originales y biosimilares) habrA�a que solventar los obstA?culos que representan la sustituciA?n impuesta (automA?tica) y la intercambialidad no regulada y reconsiderar la orientaciA?n economicista de buena parte de las GuA�as Protocolos, esforzA?ndose por encontrar un punto de equilibrio entre dos objetivos mutuamente complementarios: racionalizar el gasto en medicamentos y respetar los derechos de mA�dicos y pacientes. Facilitar una prescripciA?n mA�dica adecuada es para los pacientes una garantA�a de seguridad y para el sistema sanitario la mejor forma de cumplir con sus fines.
Estas consideraciones, que subyacen en la DeclaraciA?n de MA�dicos y Pacientes, se han hecho llegar a las autoridades sanitarias y al Defensor del Pueblo. Esperemos que la DeclaraciA?nA� surta los efectos deseados.
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