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Autismo ligado al LCR

Escrito por Silvia Martin el 16 marzo, 2017 en Noticias
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Una red nacional de investigaciA?n dirigida por Joseph Piven, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC, por sus siglas en inglA�s), en Estados Unidos, encontrA? que muchos niA�os con diagnA?stico de autismo a los dos aA�os de edad tenA�an una cantidad sustancialmente mayor de lA�quido cefalorraquA�deo extra-axial (LCR) a los seis y 12 meses de edad, antes de que el diagnA?stico fuera posible. TambiA�n encontraron que cuanto mA?s LCR presentaban a los seis meses –medido a travA�s de resonancias magnA�ticas– mA?s graves eran los sA�ntomas del autismo a los 2 aA�os de edad.

«El LCR es fA?cil de ver en las resonancias magnA�ticas convencionales y apunta a un potencial biomarcador del autismo antes de que los sA�ntomas aparezcan aA�os mA?s tarde», afirma Piven, coautor principal del estudio, profesor de PsiquiatrA�a y director del Instituto Carolina para Discapacidades del Desarrollo (CIDD, por sus siglas en inglA�s). «TambiA�n pensamos que este hallazgo proporciona un potencial objetivo terapA�utico para un subconjunto de personas con autismo», aA�ade. Los hallazgos, publicados en ‘Biological Psychiatry’, indican que el flujo de LCR defectuoso es una de las posibles causas del autismo para un gran subconjunto de personas. «Sabemos que el LCR es muy importante para la salud del cerebro y nuestros datos sugieren que en este gran subconjunto de niA�os, el fluido no fluye correctamente –detalla Mark Shen, investigador postdoctoral del CIDD y primer autor del estudio–. No esperamos que exista un solo mecanismo que explique la causa de la enfermedad para cada niA�o, pero creemos que el flujo incorrecto de LCR podrA�a ser un mecanismo importante».

Hasta la A?ltima dA�cada, las comunidades cientA�ficas y mA�dicas consideraban el LCR como una simple capa protectora de lA�quido entre el cerebro y el crA?neo, no necesariamente importante para el desarrollo adecuado del cerebro y el comportamiento sano. Pero los cientA�ficos descubrieron entonces que el LCR actuaba como un sistema de filtraciA?n crucial para subproductos del metabolismo cerebral.

Cada dA�a, las cA�lulas del cerebro se comunican entre sA� y estas comunicaciones hacen que las cA�lulas cerebrales secreten continuamente subproductos, como las proteA�nas inflamatorias que deben filtrarse varias veces al dA�a. El LCR se encarga de esto, y luego se rellena con LCR fresco cuatro veces al dA�a en bebA�s y adultos.

En 2013, Shen codirigiA? un estudio de LCR en niA�os en la Universidad de California (UC) Davis, Estados Unidos, donde A�l trabajA? con David Amaral, coautor principal del estudio actual de ‘Biological Psychiatry’. Usando resonancias magnA�ticas, encontraron volA?menes sustancialmente mayores de LCR en los bebA�s que pasaron a desarrollar autismo. Pero advirtieron que el estudio era pequeA�o –incluA�a a 55 bebA�s, diez de los cuales desarrollaron autismo mA?s tarde_y, por lo tanto, debA�a replicarse en un anA?lisis mA?s amplio de bebA�s. Cuando llegA? a UNC, Shen se asociA? con Piven y colegas del ‘Infant Brain Imaging Study’ (IBIS), una red de sitios de evaluaciA?n clA�nica de autismo en UNC, la Universidad de Pennsylvania, la Universidad de Washington en St. Louis y la Universidad de Washington, todas ellas en Estados Unidos.

En este trabajo mA?s reciente sobre el LCR, los investigadores inscribieron a 343 lactantes, de los cuales 221 estaban en alto riesgo de desarrollar autismo al tener un hermano mayor con el trastorno. Un total de 47 de estos bebA�s fueron diagnosticados con autismo a los 24 meses y se compararon sus resonancias magnA�ticas cerebrales con las resonancias magnA�ticas de otros niA�os que no fueron diagnosticados con autismo a los 24 meses de edad.

Los niA�os de seis meses de edad que desarrollaron autismo tuvieron un 18 por ciento mA?s de LCR que los niA�os de seis meses que no desarrollaron la enfermedad. La cantidad de LCR permaneciA? elevada a los 12 y 24 meses y los bebA�s que desarrollaron los sA�ntomas de autismo mA?s severos tuvieron una cantidad aA?n mayor de LCR, un 24 por ciento superior a los seis meses. AdemA?s, las mayores cantidades de LCR a los seis meses se asociaron con habilidades motoras gruesas mA?s pobres, como el control de la cabeza y las extremidades.

«Normalmente, el autismo se diagnostica cuando el niA�o tiene dos o tres aA�os de edad y comienza a mostrar sA�ntomas de conducta. Actualmente no hay marcadores biolA?gicos tempranos –recuerda David G. Amaral, director de investigaciA?n del ‘UC Davis MIND Institute’–. Que haya una alteraciA?n en la distribuciA?n del lA�quido cefalorraquA�deo que podamos ver en las resonancias magnA�ticas desde los seis meses, es un hallazgo importante».

Los investigadores descubrieron que el aumento de la LCR predijo con casi el 70 por ciento de precisiA?n quA� bebA�s serA�an diagnosticados con autismo. No es un predictor perfecto del autismo, pero las diferencias del LCR son observables en una resonancia magnA�tica estA?ndar. «En el futuro, este tipo de imA?genes del LCR podrA�a ser otra herramienta para ayudar a los pediatras a detectar los riesgos de autismo tan pronto como sea posible», propone Shen. Piven aA�ade: «TodavA�a no podemos decir con certeza que el flujo incorrecto de LCR causa autismo. Pero el LCR extra axial es un marcador temprano, un signo de que el LCR no se estA? filtrando y drenando como deberA�a. Esto es importante porque el flujo inapropiado de LCR puede tener efectos descendentes en el cerebro en desarrollo; podrA�a desempeA�ar un papel en la apariciA?n de sA�ntomas del autismo». 

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