Cerebro y decisiones
A menudo, cuando tomamos una decisiA?n, calculamos su «valor esperado», multiplicando el valor de algo (cuA?nto lo queremos o necesitamos) con la probabilidad de que podamos obtenerlo, concepto que primero fue introducido por el siglo XVII por el matemA?tico Blaise Pascal. Ahora, una investigaciA?n realizada en la Escuela de Medicina Icahn en Monte SinaA�, en Estados Unidos, y publicada este miA�rcoles en la revista ‘Neuron’, estA? mostrando por primera vez en los monos quA� partes del cerebro estA?n involucradas en el proceso de toma de decisiones en dos fases que determina este valor esperado.
«Durante mucho tiempo pensamos que las representaciones de valor y la probabilidad estaban siendo evaluadas en la misma y A?nica parte del cerebro –dice el autor principal de este estudio, Peter Rudebeck, profesor asistente de Neurociencia y PsiquiatrA�a de la Escuela de Medicina Icahn en Monte SinaA�–. Lo que es emocionante aquA� es que estamos mostrando que se estA? haciendo en dos partes diferentes del cerebro, que estA?n separadas tanto funcionalmente como anatA?micamente». Los investigadores del Monte SinaA� se centraron en dos A?reas del cerebro, la corteza frontal orbital (OFC, por sus siglas en inglA�s) y la corteza ventrolateral prefrontal (VLPFC, por sus siglas en inglA�s). Aunque investigaciones previas han indicado que las personas cuya OFC resultA? daA�ada por una lesiA?n o enfermedad tienen deterioradas las habilidades de toma de decisiones, previamente se sabA�a poco acerca de su papel preciso en el proceso de toma de decisiones.
«La depresiA?n y los trastornos de ansiedad se caracterizan por cambios en la forma en que las personas procesan las recompensas y toman decisiones. En algunos casos, los cambios en la toma de decisiones pueden ser tan extremos que los individuos no pueden llevar una vida normal -subraya el doctor Rudebeck–. Por lo tanto, resulta crA�tico determinar quA� partes del cerebro nos ayudan a tomar decisiones en funciA?n del valor subjetivo y la probabilidad para entender cA?mo se producen estos trastornos debilitantes».
La depresiA?n y los trastornos de ansiedad se caracterizan por cambios en la forma en que las personas procesan las recompensas y toman decisiones
Para explorar las especializaciones de la OFC y la VLPFC, el equipo de investigaciA?n llevA? a cabo dos experimentos. En el primero, se encargA? a los monos que jugaran una especie de juego de tragaperras, en el que se les mostraba imA?genes en una pantalla tA?ctil y tenA�an que determinar quA� imagen era mA?s probable que les diera una recompensa: una comida con sabor a plA?tano. Los investigadores cambiaron periA?dicamente la probabilidad y detectaron que los monos de control podA�an ajustar sus opciones en consecuencia, presionando las imA?genes con mA?s probabilidades de darles una recompensa. Los monos con lesiones en la OFC realizaron lo mismo que los animales de control, pero los monos con lesiones en la VLPFC perdieron la capacidad de rastrear la probabilidad de recompensa.
En el segundo conjunto de experimentos, los monos jugaron a un juego diferente donde tenA�an la opciA?n entre dos recompensas: cacahuetes o M&Ms, que estaban ocultas bajo objetos, y los monos habA�an aprendido previamente quA� objetos iban con quA� recompensas de comida. Como a los monos generalmente les gustan los cacahuetes y los M&Ms por igual, suelen girar los objetos que cubren los cacahuetes y M&Ms a la misma velocidad.
Sin embargo, para cambiar el valor en favor de los cacahuetes, se les dio a los monos M&Ms inmediatamente antes del experimento. Estando ya llenos de M&Ms, los monos de control apostaron mA?s por los objetos que cubrA�an los cacahuetes, como era de esperar. Aquellos con lesiA?n en la VLPFC tenA�an la misma inclinaciA?n que el grupo control, pero los monos con lesiones en la OFC mostraron una preferencia por los objetos que recubrA�an los M&Ms.
«Hemos sabido durante mucho tiempo que estas dos partes del cerebro estA?n altamente interconectadas –seA�ala Rudebeck–. Investigaciones anteriores indican que tanto enviar conexiones a otra zona del lA?bulo frontal llamada corteza prefrontal ventromedial (VMPFC, por sus siglas en inglA�s) y las imA?genes de resonancia magnA�tica funcional sugieren que la VMPFC puede ser donde se evalA?an finalmente las opciones». Los investigadores probaron si la VMPFC estA? involucrada en comparar diferentes valores en un conjunto separado de experimentos, donde indujeron lesiones en esa A?rea. Los animales fueron capaces de tomar una decisiA?n basA?ndose en la probabilidad o el valor solo, pero cuando tuvieron que comparar los valores, eran menos capaces de hacerlo.
«Estos datos se alinean y amplA�an lo que hemos visto en los seres humanos, porque sabemos que las personas que tienen daA�o cerebral en esa A?rea tambiA�n sufren problemas para tomar decisiones -concluye Rudebeck–. La informaciA?n obtenida a travA�s de nuestra investigaciA?n podrA�a potencialmente ayudar en el desarrollo de nuevas intervenciones de tratamiento para las muchas personas que sufren de depresiA?n y ansiedad».
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