Hallazgo en Leishmaniasis
Una investigaciA?n publicada en a�? Infection and Immunitya�? muestra que el estA�mulo a la producciA?n de la citocina IL-17A en el organismo infectado ayuda a disminuir la carga parasitaria y protege a los A?rganos. Un estudio mostrA? que el estA�mulo a la producciA?n de la interleucina 17 A (IL-17A) -una de las citocinas liberadas por cA�lulas del sistema inmunolA?gico- puede constituir una estrategia eficaz en el tratamiento contra la leishmaniasis visceral, considerada una de las seis parasitosis mA?s importantes en humanos.
El estudio cuenta con la coordinaciA?n de JoA?o Santana da Silva, docente de la Facultad de Medicina de RibeirA?o Preto, dependiente de la Universidad de SA?o Paulo (FMRP-USP). SegA?n los resultados, la elevaciA?n de los niveles de IL-17A en el organismo infectado no sA?lo ayuda a reducir la carga parasitaria, sino que tambiA�n protege a los A?rganos contra las lesiones provocadas por la respuesta inflamatoria exacerbada, algo que es comA?n en esos casos.
«Estos hallazgos allanan el camino hacia el diseA�o de nuevas estrategias terapA�uticas. Podemos pensar tanto en el desarrollo de drogas que estimulen directamente la producciA?n de IL-17A como tambiA�n en el de fA?rmacos capaces de neutralizar la acciA?n de la interleucina 27 (IL-27), otra citocina que liberan las cA�lulas de defensa y que regula negativamente [inhibe] la sA�ntesis de IL-17A», explicA? Santana da Silva.
En el estudio, el grupo utilizA? parA?sitos de la especie Leishmania infantum, que llegan al hombre a travA�s de las picaduras de insectos, sobre todo las de los mosquitos de la especie Lutzomyia longipalpis.
«Tan pronto como el parA?sito entra en el organismo, se desencadena una tempestad de citocinas. El A�xito en el control de la infecciA?n depende de quA� sustancias se produzcan en el sistema inmunitario. Algunos individuos se muestran resistentes, otros susceptibles. E incluso los resistentes pueden desarrollar lesiones en los A?rganos como consecuencia de la respuesta inflamatoria», explicA? Santana da Silva.
En los individuos susceptibles, el protozoo se propaga hacia el hA�gado, el bazo, la mA�dula A?sea y los ganglios linfA?ticos, provocando hinchazA?n e inflamaciA?n de los A?rganos, aparte de anemia, fiebre e inmunosupresiA?n. De no tratA?rsela, la enfermedad puede evolucionar hasta provocar la muerte en mA?s del 90% de los casos.
Los nuevos hallazgos del grupo de RibeirA?o Preto revelan que, si ademA?s de IFNI? hay producciA?n de IL-17A en cantidades adecuadas, es posible eliminar al parA?sito sin provocar lesiones en los tejidos del organismo. Esto se debe a que la citocina IL-17A atrae hacia la zona de la infecciA?n a una variedad de las cA�lulas de defensa que se conocen con el nombre de neutrA?filos, capaces de fagocitar patA?genos y cA�lulas enfermas. Como consecuencia de la merma de la carga parasitaria, disminuye tambiA�n la producciA?n de citocinas que pueden lesionar al tejido, tales como las IFNI?.
«En este trabajo pretendA�amos entender quA� es lo que modula la liberaciA?n de IL-17A. SospechA?bamos que uno de los factores reguladores es la IL-27, y comprobamos que sA� lo era. En los ensayos con ratones, investigamos quA� receptores reconocen al parA?sito y posteriormente producen IL-27, que luego induce la cascada de reacciones que deriva en la inhibiciA?n de IL-17A», comentA? el investigador.
En uno de los experimentos, se silenciA? en un grupo de roedores el gen codificador de la Ebi3, una de las proteA�nas claves en la funciA?n de la IL-27 y tambiA�n de otra citocina llamada interleucina 35 (IL-35). Por ende, esos animales modificados no tenA�an ni la IL-27 ni la IL-35 activas. Luego los cientA�ficos compararon la respuesta a la infecciA?n por el L. infantum en esos animales sin Ebi3 y en otro grupo de animales «silvestres», es decir, sin alteraciones genA�ticas.
En el primer grupo hubo una producciA?n mayor de IL-17A y una disminuciA?n en los niveles de IFNI?. De este modo, los animales modificados controlaron mejor la infecciA?n que el grupo de control y no desarrollaron lesiones en los A?rganos. AnA?lisis de citometrA�a de flujo indicaron una cantidad dos veces mayor de neutrA?filos en el bazo y en el hA�gado de los animales sin Ebi3.
«Luego repetimos el mismo experimento; pero, en ese caso, le aplicamos un anticuerpo que neutraliza a la IL-17A al grupo de roedores sin Ebi3. Observamos que al neutralizar la acciA?n de esa citocina, la respuesta inmunitaria en ambos grupos se volviA? parecida. La carga parasitaria y la hinchazA?n de los A?rganos del grupo sin Ebi3 se volvieron equivalentes a las de los animales de control, y la cantidad de neutrA?filos en los A?rganos no se duplicA?. Por ende, este resultado confirma la importancia de la IL-17A», comentA? Santana da Silva.
SegA?n el investigador, las estrategias terapA�uticas basadas en el estA�mulo a la producciA?n de esa citocina pueden estudiarse tambiA�n en el marco del combate contra la leishmaniasis cutA?nea, causada por las especies L. amazonensis, L. guyanensis y L. braziliensis. En este caso, el vector tambiA�n es el mosquito conocido como torito, pero las lesiones resultantes de la respuesta inflamatoria tienen efectos sobre la piel y pueden provocar deformaciones.
Para intentar entender los factores genA�ticos que determinan la progresiA?n de la leishmaniasis visceral, el grupo de la USP secuenciA? el genoma de pacientes resistentes y susceptibles, y actualmente se encuentra abocado a la realizaciA?n de estudios comparativos en busca de genes expresados de manera diferenciada. El grupo tambiA�n investiga las bacterias presentes en las lesiones agudas, para descubrir si las mismas influyen de algA?n modo sobre la respuesta del sistema inmunolA?gico.
Aparte de la L. infantum, la leishmaniasis visceral tambiA�n puede ser causada por la especie L. donovani. SegA?n datos de la OrganizaciA?n Mundial de la Salud (OMS), se estima que surgen 300 mil nuevos casos de esta enfermedad por aA�o en el mundo, que provocan 20 mil muertes anuales.
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